miércoles, septiembre 26, 2007

FASCISMO: DE LO SOCIAL A LO MENTAL

Vimos las características del fascismo eterno tal como fueron descritas y definidas por Umberto Eco. Ellas son atemporales y casi despersonalizadas y yo estoy intreresado en el estudio de lo que, a reserva de mejor bautizo, he llamado “Estructura Mental Fascistoide” partiendo de mi convicción de que todos nosotros, bajo circunstancias propicias, podemos desarrollar ese estado mental y que, contra lo que pudiéramos pensar, no ocurre exclusivamente en aquellos que más floridamente representan el fascismo.
De hecho, planteo aquí que el estado mental fascistoide puede desarrollarse fácilmente y justificarse como “apropiado” en respuesta a los fascistas, en una especie de “contrafascismo” que, si reúne las cualidades de intolerancia, afiliación en la homogeneidad, diferenciación tajante entre “amigos y enemigos”, falta de respeto a los derechos humanos, disposición a la agresión genérica, intolerancia a la crítica y al pensamiento complejo, queda hermanado dentro del mismo cuadro.
De hecho, mi objetivo hoy es el de redirigir la atención y fascinación que ejercen sobre nosotros los glamorosos líderes totalitarios fácilmente idetificables como tales (Mao, Stalin, Hitler, Mussolini, Castro, Pinochet, Franco, ó embriones como los de Chávez en Venezuela, López Obrador en México) para enfocar lo que ocurre en nuestras mentes, donde, a mi juicio, en todas, se encuentra un autócrata potencial.
La tentación de ubicar los fenómenos absolutistas exclusivamente en determinados períodos históricos y anudarlos, también exclusivamente, a ciertos líderes, tiene una función defensiva, autocomplaciente, destinada a no advertir, estudiar y denunciar la presencia de sus síntomas en nosotros mismos ó en nuestro entorno inmediato.
Considero que la propensión a desarrollar pensamiento totalitario, absolutista ó fascista está instalada en nuestro cerebro por necesidades antiguas de superviviencia y que el odio y la angustia, base de todo fascismo, anteceden al líder, aunque la manifestación extrema se presenta cuando grandes masas de población aglutinan sus aspiraciones alrededor de un líder que asume la ilusoria, pero eficaz, investidura de intérprete de los temores y aspiraciones de la masa.

Seguiré

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