sábado, mayo 16, 2009

La castidad imposible


“Dios mío, si me quitastes las fuerzas no seas cabrón y quítame también las ganas”.

Así, con todo y eses supernumerarias, colocando el rostro paralelamente al suelo y mirando al cielo, murmuraba su petición mi tío Pancho sin que pareciera importarle la incongruencia de dirigirse a los poderes celestiales en vista de ser el más afamado comecuras de la región además de tenaz y vociferante ateo.

Ocurrió que ‘lazúcar” le había dejado irremediablemente impotente el pene pero no le quitó la erección de la cabeza, impúdicamente detectable en la dilatación de las pupilas, cada vez que veía una mujer hermosa.

Es que el impulso sexual, como el de comer y el de agredir, que bien pudieran ser uno solo como creían los griegos al sintetizarlos en Hermes, es irreprimible y, como vapor en cámara volcánica, no deja de causar tensión hasta encontrar salida.





Todos los animalitos terrícolas lo tenemos y de ellos los no humanos lo expresan con una naturalidad pasmosa, saciándolo en cuanta oportunidad se les presenta y sin importarles ser vistos mientras acoplan penecitos y vaginitas.

Pero el mono simbolizador, para poder convivir en grandes hacinamientos, ha debido renunciar a la expresión natural de sus impulsos prohibiendo su realización pública y saciándolos, podríamos decir, en la clandestinidad.
Se coge y se mata en privado.

Algunas agrupaciones humanas llegan a grados superlativos en su prohibición y exigen votos de castidad a sus miembros. Una de ellas es mi Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, en cuya tradición, principios y doctrina fuimos educados tanto mi tío Pancho como yo mismo.

Nuestro Shiboleth es la incongruencia.


No puede ser de otra forma cuando una parte de nuestro cuerpo insiste implacablemente en satisfacer sus instintos mientras otra insiste tercamente en negar su existencia.

Por eso nuestros sacerdotes y monjas son los seres más antinaturales sobre la faz de la tierra y por eso durante toda la historia de la iglesia se han producido manifestaciones patéticas de la sexualidad de sus miembros.

La última, bastante normal si la comparamos con la de Marcial Maciel, es la de Roberto Cutié, apuesto, atractivo y locuaz sacerdote en Miami cuya terrenal constitución instintiva ha sido denunciada por manifestarla públicamente en la humanidad de una mujer de buen ver y, seguramente, de mejor tocar.


La incongruencia es que el buen Cutié pretende que se le permita seguir en su rol de ‘sacerdote superstar’ y, a la vez, continuar el noviazgo
Pobre tipo

¿Acaso no sabe que debe coger en la clandestinidad?
¿Acaso no sabe que ser religioso católico implica abrazar intensamente el código de doble moral?
¿Acaso no lo sabe la chica?

martes, mayo 05, 2009

Evolución insospechada

El desagrado estético queda ampliamente desdeñable si consideramos que el orgasmo porcino es el más prolongado en el reino animal: ¡30 minutos!

Copiada de : http://pablorpalenzuela.wordpress.com/2009/05/03/bio-humor-28/evolucemu/

domingo, mayo 03, 2009

Murió por ataque escéptico

Nota firmada por Benito Jiménez publicada hoy,  Domingo,  en la página 5 de la sección nacional del periódico ‘El Norte’:

“…Gustavo presentó dos paros respiratorios y a las 18:20 murió. El acta de defunción establece que por neumonía bilateral atípica, choque cardiogénico, choque escéptico, insuficiencia respiratoria aguda y cardíaca, la cual firmó un médico del IMSS…”

Yo creía que lo escéptico había dejado de provocar la muerte cuando los inquisidores se retrajeron a sus prácticas masturbatorias. Después de leer esto me estoy repitiendo “No dudes, no dudes, Dios pintó a la Virgencita de Guadalupe”.    

 

viernes, mayo 01, 2009

Surgery

Siempre igual.
La música no debe confiar en mí ¿o quizá sí?
Mas cierto es que quienes no deben confiar en mi son los músicos.

No tengo alta fidelidad pero tampoco la tengo con la gente
y de cualquier forma yo, al igual que ella y ustedes, somos explicables perfecta y claramente sabiendo que nos une la poderosa energía de nuestras masas multiplicada por la velocidad de nuestros sonidos y visiones, al cuadrado.

Pues así, choqueteando mis algoritmos con los de anónimos seres descarnados que creen que existen igual que yo, se materializaron palabras y sonidos que me hacen reaccionar como histérica de profundos pero breves enamoramientos que nunca incluyen a un ser completo sino a un pedazo de el.

Así me pasó hoy, día de asueto por ser ‘dia del trabajo’ y que por ello mismo denuncia sus horrores -del trabajo no del asueto- con una rola de frases desapegadas pero sabias y desenfadadas llamada ‘Surgery’. Las amasó Robyn Hitchcock, tipo que ya tiene decenios rockeando por allá y acullá y, hasta ahora, por acá.

Me encantó





You'll never have the damn thing out
Or meet the pope and kiss his neck
And like him more than you expect
And in my mind the color red
Is writ in blood above your head
Tonight -- when the time is right
You'll never shave the damned thing off
Or meet the queen and kiss her throat
And ask her where you hang your coat
And in my mind the color pink
Will do more damage than you think
Tonight -- when the time is right
You'll never wash the damned thing off
Or meet the judge and kiss his figs
And ask him where he keeps his wigs
And in my mind the color blue
Will never be as dark as you
Tonight
And in my mind the color green
Is oh so lonely and obscene
Tonight -- when the time is right